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Sal


La sal más saludable no es, pues, la refinada, de intenso color blanco, ya que es indica que ha sufrido un proceso que ha desprovisto de todos los nutrientes básicos. Aquella sin refinar, grisácea y con impurezas, es más segura para el consumo humano. Aunque es más cara que las sal refinada de mesa, las ventajas para la salud compensan la deficiencia del precio. Aquí recogemos los tipos más conocidos e incluimos uno que se ha puesto de modo recientemente: la sal del Himalaya (ver recuadro). Todas ellas pueden obtener en herbolarios, tiendas de dietética o alimentos artesanos. Existen sutiles diferencias de sabor entre ellas, pero lo importante es que, a dosis adecuadas, no solo no envenenan sino que favorecen los procesos psicofísicos que nos mantienen vivos.


APLICACIONES EXTERNAS


BAÑOS DE SAL: Empleados tradicionalmente en balnearios, pueden también tomarse en casa con sal sin refinar como la del Himalaya o las sales del mar Muerto. Estos baños relajan, refrescan y estimulan la formación de glucocorticoides en la glándula suprarrenal y en general, estimulan el cuerpo activando los mecanismos de la curación.


SAL, SODIO y CLORO


Sin duda, tomar demasiada sal implica riesgos importantes para la salud, pero dado que esta droga alimenticia es también imprescindible para vivir, conviene tomar conciencia de la cantidad que tomamos a diario y también conocer y comprar las sales saludables.

La sal proporciona al cuerpo sodio y cloro necesarios para el equilibrio hídrico y evitar la deshidratación del organismo (tanto o más que el agua) y es fundamental para la propagación de los impulsos eléctricos en las fibras nerviosas. No en vano, algunos médicos como Volker y Desnizza emplean inyecciones de soluciones salinas isotónicas para tratar dolores de espalda, hernias discales, reuma o migraña. Los resultados obtenidos en dichas dolencias se deben a que los iones de sodio activan los nervios y se inicia un proceso de curación propio del organismo.


Recordemos que el cuerpo humano tiene unos 300 gramos de sal que deben reponerse continuamente. Por ello, después del agua, es el alimento más necesario para la salud humana. Nuestro organismo está bañado constantemente por una solución salina que le permite realizar sus funciones eléctricas y nos reclama entre 0,5 y un gramo de sal cada 24 horas. Ni una sola de los millones de células del cuerpo podría vivir si no fuera por este preciado elemento. Cuando nos falta, el hipotálamo, centro del sistema neurovegetativo, estimula rápidamente el apetito por tomarla.


Pero si una carencia de sal en el organismo puede llevarnos a enfrentar, el exceso de la misma es así mismo peligroso, según confirman las estadísticas: el número de personas hipertensas está directamente relacionado con la cantidad de sal que ingieren. Sin embargo, si está es insuficiente además de hacer bajar la presión sanguínea también puede causar disfunciones y por ello es importante tomarla en cantidades adecuadas.


Una sobredosis a menos que sea extrema se puede eliminar a través de los riñones, pero siempre que se beba suficiente agua. Por desgracia, en los países occidentales lo habitual es la sobresaturación de cloruro sódico, es decir, el compuesto básico de la sal refinada. Si la dosis máxima diaria recomendada en los adultos es de entre 5 y 6 gramos, en España el consumo se sitúa entre unos 8 y 15 gramos (ver recuadro). A pesar de lo anterior, en la actualidad se ha comprobado que incluso tomando las mismas proporciones de sal, cada persona presenta presiones sanguíneas diferentes. Cuando aumenta la cantidad, no todas reaccionan con una subida de su presión sanguínea; al parecer esto depende en gran medida de cómo elimina su cuerpo el exceso.


Muchos nutricionistas opinan que si nuestra dieta fuera equilibrada y estuviera constituida por alimentos integrales y naturales tendríamos un aporte suficiente de todos los nutrientes necesarios, incluida la sal. Una dieta equilibrada, rica en verduras , frutas y suficientes proteínas aporta por si misma una cantidad suficiente de sal. Sin embargo, son muchas las personas que no comen siempre alimentos cocinados y sazonados en casa, sino que lo hacen en bares y restaurantes donde los alimentos suelen estar con frecuencia adheridos con sal común refinada, la más nociva. También es habitual en la población el consumo de alimentos enlatados, pastas, sopas, galletas, platos precocinados, aceitunas, comida rápida, snacks picantes, patatas y frutos secos salados. Si a eso añadimos el hábito de añadir más sal aún a las comidas previamente aderezadas, muy frecuente en niños y también en adultos, no debe sorprender que sean tantas las personas con problemas de hipertensión, entre otros. Lo queramos o no, a la larga los efectos secundarios son graves. Veamos por que.


SAL COMÚN VENENO MORTAL


En la actualidad se producen más de 50 millones de toneladas de sal en todo el mundo. Esencialmente existen dos tipos que se diferencian por el modo de extracción y por su composición. Se trata de la sal de roca o sal gema, que se extrae de depósito subterráneos y se refina tanto que en su composición se encuentra al menos un 90% de cloruro de sodio.


La otra es la sal marina o solar, es decir, procede del agua del mar y se obtiene en las salinas mediante un proceso de evaporación. En principio, esta sal solo contiene un 34% de cloruro de sodio y posee abundantes oligoelementos. Sin embargo, en la obtención industrial de la misma, la sucesiva concentración y el amontonamiento mecánico de la sal cristalizada provocan una selección de las diferentes sales de forma que prácticamente sólo se obtiene cloruro de sodio y las sales y elementos minerales resultantes se eliminan en el proceso.

En cuanto a la sal de explotaciones mineras el proceso es igualmente nocivo. Tanto la de la mesa común como la marina está cubierta de carbonato de sodio (E-500), dióxido e silicio (E-551) o cianuro ferroso de sodio, para que sus cristales se dispersen bien en el salero. La sal empleada para adobar la carne y en la elaboración de quesos y embutidos contiene además un suplemento de nitrato de sodio de un 0,5 y hasta de un 0,6%.


Son eficaces para reuma, artrosis, poliartritis crónica, gota, contracciones musculares, agotamientos psicovegetativos, menopausia y menstruación, problemas circulatorios y cutáneos como la psoriasis y la neurodermitis. Según los casos, pueden tomarsse dos baños por semana empezando con 5 a 10 minutos que se alargarán hasta 20 minutos. La temperatura del agua no debe exceder los 38º C. Después del baño hay que envolverse bien y guardar cama durante una hora. Dosis: medio kilo de sal cada 120 litros de agua (contenido de una bañera media).


LAVADOS DE BOCA Y GARGANTA: Utilizar una solución isotónica del 0.9% disolviendo 9 gramos de sal en un litro de agua tibia. Los gargarismos con solución de sal cristalizada después del cepillado de los dientes constituyen un magnífico lavado y aclarado natural que protege de infecciones y sangrado de las encías. Cuando hay molestias de garganta, hacer gárgaras durante un par de minutos con agua salada con un poco de sumo de limón es ideal para humedecer las mucosas y eliminar bacterias y células muertas.


LAVADO DE NARIZ: Conviene emplear una jarra especial. Se coloca el pitorro en uno de los orificios nasales y se comprueba que cierre bien. Se levanta la jarra y se inclina suavemente la cabeza hacia un lado; no tardará en salir el agua por el otro lado orificio. Estos lavados son ideales en caso de resfriados común y para limpieza y prevención de catarros.


LAVADO DE OJOS: Debe emplearse una bañera ocular o un recipiente de cristal o plástico. Se introduce el ojo en el mismo, previamente llenado con la solución salina tibia, inclinando la cabeza hacia atrás. Se mueven las pestañas repetidamente para que la solución penetre bien y bañe todo el ojo.


CATAPLASMA DE SAL: se emplean frías para torceduras, contusiones, tendovaginitis y para bajar la fiebre. Las cataplasmas calientes están indicadas para el reuma y las articulaciones doloridas. Se preparan introduciendo un pañuelo limpio de algodón o lino en una solución salina de hasta el 8%, Las aplicaciones de compresas embebidas en la misma son también eficaces para picaduras de insectos, torceduras , contusiones e hinchazones.


MASCARILLA FACIAL: Es ideal para las manchas cutáneas, estimula la formación de piel nueva, hidrata y estirar la piel. Se prepara con arcilla fina especial para cosmética, agua mineral, un poco de miel y sal del Himalaya molida en porción de 1:1 Si se tiene la piel muy seca se pueden añadir unas gotas de aceite de almendras o jojoba. Extender y dejar reposar durante 15 minutos.


NORMAS BÁSICAS SOBRE SU CONSUMO


La ingestión de 150 a 200 gramos de sal común puede provocar la muerte en los humanos. Pero tan malo es tomar mucha como poca. Hay dos noemas básicas: dosificación correcta y no tomar sal refinada.


Reduzca el consumo de productos industriales y comidas precocidas de las que desconoce con que tipo de sal de prepararon.


Sustituya la sal refinada que contiene apelmazantes y es cloruro de sodio puro por cristales de sal natural. Si utiliza granulado de sal cristalizada lo ideal es molerlo en molino de sal.

La mayor parte de la sal que ingerimos procede de alimentos refrigerados, procesados o precocinados. Deben mirarse siempre las etiquetas de estos alimentos para comprobar su contenido salino. No olvidar que cuantos más productos de este tipo se empleen en la cocina, menos sal se precisará.


Controlar la ingesta de embutidos y quesos: Son alimentos que contienen mucha sal refinada y perjudican los riñones que no pueden eliminar correctamente el exceso de este producto.


La OMS aconseja tomar de manera moderada. El máximo recomendado en los adultos es de entre 5 y 6 gramos diarios. Los niños de un año de edad no deben consumir más de un gramo al día; entre uno y tres años se recomiendan 2 gramos; entre cuatro y seis años se aconsejan 3 gramos y 6 gramos para los que tienen entre 11 y 14 años.



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